Los niños (y los adultos) que hablan poco (o nada) con personas a las que no conocen mucho sin fuertemente criticadas o presionadas por su entorno.
Generalmente no se acepta que alguien rehúse hablar, se interpreta como defecto, mala educación, falta de respeto o extravagancia negativa.
Cuando un niño no responde a quien le habla o responde brevemente, automáticamente se le reprueba ese comportamiento. Suele recibir numerosos comentarios llenos de juicios sobre su retraimiento, timidez, antipatía o rareza.
Normalmente nadie se plantea otra opción más allá de que el comportamiento del niño callado es inaceptable, es malo, es odioso.
Parece que estuviesen obligados a conversar alegremente con todo el mundo, independientemente de su carácter. Y digo carácter porque el sentirse incómodos a la hora de hablar con personas que no conocen demasiado puede ser una cuestión de carácter.
La introversión es un rasgo de personalidad con el que se nace y comprende varias características relacionadas con rehusar hablar con personas que no son muy cercanas.
Las personas introvertidas suelen disfrutar de conversaciones íntimas y profundas, pero les incomodan mucho las conversaciones superficiales o con desconocidos.
Además, las personas introvertidas suelen preferir escuchar a hablar.
También suelen reflexionar antes de responder.
Por lo tanto, es natural que rechacen hablar con personas a las que no conocen mucho.
Sin embargo, la sociedad no permite esto y trata de forzar a las niñas y los niños a que hablen con todo el mundo, porque sí, sin tener en cuenta su carácter.
Así, se aprecia a la criatura habladora y se la etiqueta como amable, divertida, simpática. Pero se desprecia a la que no habla mucho en entornos no íntimos y se la etiqueta de rancia, rara, antipática.
Me parece muy necesario empezar a conocer la introversión, a valorarla en toda su amplitud y a devolver su poder y respeto a las personas introvertidas que has sufrido la negación social de su carácter desde hace décadas.
Dejemos de juzgar a las personas calladas, dejemos de tratar de forzar a las niñas y a los niños a que hablen, pues los estamos violentando, les estamos presionando para que se comporten en contra de su naturaleza.
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1 comentario en «Presionar a los niños a hablar es violento»
Pero qué pasa cuando un familiar dentro del círculo cercano del niño le hace una pregunta a éste, y este no responde? Está mal decirle al niño… Oye… El abuelo te ha hecho una pregunta? Eso sería violento?