Pedir perdón, ¿vale de algo o el daño ya está hecho?
Te arrepientes de haber gritado, amenazado o asustado a tus hij@s en un momento de estrés.
Generalmente, cuando perdemos los papeles con nuestr@s hij@s, después nos sentimos fatal, culpables…
Lo que a muchas nos sale es pedir perdón, decirles que nos arrepentimos, que no deberíamos haber actuado así, que no se lo merecen.
Pedir perdón nos alivia, nos quita carga de encima.
Pero muchas personas dudan si esto tiene algún sentido, pues aunque pidan perdón una y mil veces, siempre vuelven a repetir acciones de las que se arrepienten.
La respuesta es SÍ. Siempre sí. Aunque tengamos que hacerlo mil veces porque sigamos cometiendo errores.
Pedir perdón transmite a la persona ofendida que se es consciente del daño que se le ha hecho que se reconoce su dolor, que se la tiene en cuenta. Por tanto, es reparador.
Además, ayuda a la persona ofendida a poder hablar de cómo se siente, de cómo se le ha ofendido o dañado. Y aquí está la parte más importante.
Si tu hij@, después de un momento de conflicto agresivo, te habla de cómo se siente, del daño sufrido, es esencial que sea escuchada y acompañada en esta expresión. Esto es lo más reparador.
Así, tras una interacción agresiva, lo mejor que podemos hacer es expresar arrepentimiento y escuchar el daño.
Mónica Serrano
Psicóloga Humanista