[sg_popup id=”1992″ event=”inherit”][/sg_popup]El otro día, en una de las reuniones virtuales de la formación Maternidad Feliz – Crianza Respetada, se compartió un tema que me pareció muy interesante y profundo.
Una de las participantes comentó que creía que no sabía escuchar activamente a su hija de una manera adecuada porque, en una situación que se venía repitiendo durante un tiempo, ella acompañaba con escucha activa pero que, pese a ello, no lograba obtener la información que ella estaba buscando sobre esa situación.
Esta persona se sentía frustrada porque no lograba su propósito, que era obtener una información determinada sobre lo que le sucedía a su hija con el recurso de la escucha activa. Por ello, se planteaba que no era capaz de escuchar activamente a su hija en esta situación.
Sin embargo, es muy probable que ella estuviese escuchando activamente a su hija. Lo que provocaba la frustración en este caso es el objetivo que ella tenía. Para mí, este es el enfoque que estaba generando el sentimiento de fracaso.
La escucha activa es un modo de comunicación que nos permite comprender la experiencia del otro, lo que el otro está viviendo en ese momento. Nos acerca a la experiencia real del otro, respetando de una manera completa esa vivencia de la otra persona. De este modo, el otro, a su vez, se siente acompañado en su proceso.
La persona que escucha no tiene otro objetivo más allá que el de comprender la vivencia real y presente en ese momento de la persona a la que escucha.
Sin embargo, cuando se acompaña con escucha activa con el propósito de descubrir algo, o de sacar al otro de su emoción, o de que el otro consiga algo, etc., estamos desvirtuando la naturaleza de esta manera de acompañamiento.
La escucha activa es un recurso no directivo, en el que se pretende respetar de manera íntegra el proceso vital de la persona que es escuchada.
Por ello, si atribuimos un objetivo personal al acompañamiento basado en la escucha activa, más allá de comprender y acompañar, es muy probable que nos sintamos frustradas.
Este matiz me parece esencial para todas las personas que desean escuchar activamente a otros: la escucha activa no es un recurso para lograr determinados objetivos de la persona que escucha. El objetivo de la escucha en sí misma es simplemente comprender al otro de una manera respetuosa y no directiva, sin ninguna otra pretensión.
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga especializada en Maternidad y Crianza Respetuosa. Crecimiento personal. Acompañamiento en momentos de cambio y crisis.
Asesoramiento. Terapia.
Directora de la Formación de expertas Maternidad Feliz-Crianza Respetada
Col. Núm. M26931
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