El ser humamo, en esencia, es un ser social, inmerso en una cultura. La cultura de cada grupo humano influye en la naturaleza del mismo. Así, situaciones naturales en el ser humano están mediadas y afectadas por la cultura que rige al grupo social al que se pertenezca.
Esto es así en todos los aspectos de la vida del ser humano. Por lo tanto afecta al sistema reproductivo, perinatal y de crianza de los mismos.
Así pues, en nuestro grupo social y cultural, el embarazo es algo excepcional. La media de número de hijos por cada familia es cada vez menor (en España, menor de dos). Así, cada mujer estará embarazada una o dos veces en su vida como promedio.
Esto significa que cada mujer tendrá muy pocos embarazos a lo largo de su vida fértil. Por lo tanto, en cada caso personal, el embarazo es una situación excepcional, prácticamente única, lo cual implica que no va a adquirir el aprendizaje que ofrece la experiencia, puesto que su experiencia personal en cuanto al embarazo será limitada.
Asimismo, la escasez de hijos en nuestro medio social hace que no tengamos referentes culturales relacionados con el embarazo,la maternidad, la lactancia o la crianza de los hijos. Al haber pocos embarazos y pocos nacimientos, las oportunidades de estar en contacto con mujeres embarazadas, lactantes o en crianza descienden. De esta manera, las futuras madres no pueden aprender de otras mujeres que ya son madres.
La ausencia de modelos culturales y la falta de experiencia personal previa hacen del embarazo y la maternidad unos grandes desconocidos. Los convierten en situaciones anómalas, infrecuentes.
Todo esto puede generar miedo e inseguridad a algunas mujeres cuando están embarazadas o se enfrentan a la maternidad. En ocasiones puede sentirse una enorme soledad e incomprensión, ya que el grupo cultural al que pertenecemos no considera la maternidad como una situación normal de las mujeres en edad fértil.
Por ello, cada vez son más las mujeres que acuden a grupos de preparación a la maternidad, grupos de apoyo a la lactancia o grupos de crianza. De esta manera, las mujeres buscan y crean redes de apoyo social para estas situaciones en las que su grupo social de pertenencia no las genera espontaneamente.