¿Te sientes culpable cuando pones un límite a alguien que ye está molestando?
¿Te planteas que quizás le malinterpretaste o exageraste con tu reacción?
Quizás tratas de entender al otro, de ser comprensiva, de no ser “malpensada”. Incluso puedes llegar a justificar su comportamiento y minimizar la ofensa.
Entonces aparece la culpa, el límite que pusiste parece desmesurado, ahora parece que eres tú la que molesta, la que ofende con el límite al que inició la interacción abusiva.
Y es que el mecanismo de la culpabilización de la víctima pega fuerte para sostener todas las dinámicas de abuso. La persona agredida exagera, malinterpreta, provoca o se lo merece.
A través de este mecanismo que está en las creencias colectivas se mantienen las dinámicas de abuso convirtiendo a la persona agredida en agresora, generándole sentimiento de culpa y dejándola sin defensas.
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Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga Humanista