Muchas familias, en España, tienen la costumbre de criar a los bebés manteniéndolos al margen de las actividades cotidianas de la familia.
Así, el bebé permanece en su cuna o en su corralito mientras los demás miembros de la familia desarrollan sus rutinas diarias. De esta manera, el bebé no puede observar cómo comen, recogen la casa, se asean o atienden otras obligaciones.
Verdaderamente, es más cómodo que el bebé permanezca en su cuna o en el corralito mientras el adulto realiza sus tareas cotidianas. Comer o recoger la casa con el bebé en brazos puede ser complicado.
Pero si, cuando son muy pequeños nos los atamos al cuerpo con un fular y de más mayorcitos los sentamos en una hamaca, podrán observarnos y participar en nuestras actividades.
Imagen de David Castillo Dominici, cortesía de FreeDigitalPhotos.net
En familia es como mejor se come
Si permitimos al bebé que esté presente en las comidas o cenas familiares, el pequeño estará acecándose a los alimentos y utensilios asociados a la comida antes de tener que degustarlos.
De esta manera se consigue que el bebé ya esté habituado a estos elementos cuando vaya a empezar a comer los alimentos complementarios. Así, no se estará enfrentando de manera abrupta a la comida.
Si se le permite observar, después querrá manipular los alimentos y demás utensilios, lo cual también debe permitírsele. A través del tacto, el bebé puede ir conociendo la textura de los alimentos, su temperatura… También puede olerlos para anticipar su sabor. Todas estas acciones anticipatorias son enormemente facilitadoras para el momento en el que em,piece a probar los nuevos alimentos.
Más aun, si el bebé está presente en las comidas familiares y observa y manipula los alimentos, llegará un momento en el que se los acerque a la boca, los chupe, los vaya conociendo hasta que decida metérselos en la boca y degustarlos.
Por su puesto, toda esta exploración debe ser supervisada y controlada por el adulto, pero permite una actitud mucho más activa del bebé en cuanto a la introducción de los alimentos complementarios. Permite al bebé decidir cuándo se siente preparado para llevarse un alimento a la boca, a qué velocidad hacerlo, qué cantidad probar….
También se le permite imitar. La imitación es uno de los motores del aprendizaje infantil. Si el bebé come solo, a diferente hora que los demás, no tiene a quién imitar. Sin embargo, si come a la vez que su familia, podrá imitar a los deás miembros y esto le motivará a probar alimentos y comerlos.
Si el bebé come en familia, en un ambiente agradable y distendido, se estarán estableciendo unas bases adecuadas para sus hábitos de alimentación. Cada familia tendrá que adaptar y encajar los horarios de sus mienbros para conseguir que el bebé pueda participar de las comidas familiares.