En estos días ha sido noticia el fallecimiento de Bimba, una mujer conocida, de familia de artistas, joven, madre a causa del cáncer. A muchas nos ha conmovido la noticia, sintiendo el dolor y la decepción de que no haya logrado superar la enfermedad.
Su juventud y la fortaleza que transmitía han hecho que la noticia de su muerte no deje impasible a casi nadie.
Tanto es así, que no ha dejado impasibles a los que odian. Su familia ha recibido comentarios insultantes en los que, de alguna manera, se culpaba a la mujer y otros miembros de su familia de ser objeto de un merecido castigo divino.
Superficialmente, esto pudiera parecer simplemente una salida de tono que parte de la ignorancia, el odio y la crueldad.
Sin embargo, además de ser un acto movido por el odio y la estupidez, tras reflexionar sobre ello, creo que tiene también mucho que ver con el victim blaming (culpabilización de la víctima).
La culpabilización de la víctima es una actitud socialmente extendida que trata de responsabilizar, parcial o totalmente, a las personas damnificadas por un acto o evento, de lo sucedido. Es una inversión de la responsabilidad, obviando el agente o suceso dañino para para a enfocarse en lo que hizo la víctima para favorecer lo sucedido o no hizo por evitarlo.
Es un mecanismo cognitivo de defensa. Culpar a las víctimas nos ofrece una falsa seguridad, una ilusoria sensación de control pues, si las víctimas son responsables de lo que les ha sucedido, entonces cada uno puede controlar lo que le pasa y evitar que le sucedan desgracias. Por desgracia, nada más lejos de la realidad.
Las víctimas (sean víctimas de violencia, de enfermedades, de accidentes…) son víctimas y no son responsables de los males que les han sucedido. No podemos controlar todos los males que nos acechan. La violencia es responsabilidad del violento, la enfermedad forma parte de la vida, de la muerte no puede escapar nadie.
Sí, culpabilizar a las víctimas puede relajar a los espectadores: la violaron por cómo iba vestida, murió porque Dios la castigó por tener un tío homosexual. Sólo son falacias que nos dan una falsa sensación de seguridad.
Sin embargo, el mecanismo de la culpabilización de la víctima es mucho más peligroso de lo que parece. Cuando la sociedad en general tiende a responsabilizar a las víctimas, éstas quedan desprotegidas, sin apoyos y se disculpa al responsable real (al violento, al origen de determinadas enfermedades…), perpetuando y apoyando, así, al círculo de la violencia.
El victim blaming genera culpabilidad y vergüenza a las víctimas de violencia o de otros tipos de daños. Las aísla y las deja carentes de todo apoyo. Es un mecanismo que sustenta la injusticia social y destruye a las personas.
Es importante que seamos conscientes de que este mecanismo cognitivo está presente en toda la sociedad, que nos afecta a todos y que todos caemos en él en algún momento. Es importante comenzar a prestarle atención, a detectarlo y a tratar de evitarlo.
Si dejamos de culpar a la gente de lo malo que le pasa, podremos construir una sociedad más compasiva, empática y pacífica.
Podría parecer que estoy restando valor a la importancia del autocuidado. No es esa mi intención. Cuidarse es importante, pero independientemente de ello, las víctimas no son culpables de lo que sufren. Nunca.
¿Te has sentido víctima alguna vez del “victim blaming”?
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