Hay situaciones en las que no podemos acompañar procesos emocionales intensos de nuestras hijas o hijos.
Bien porque no estamos físicamente presentes o porque no estamos emocionalmente disponibles en ese momento, hay veces que no vamos a ser capaces de acompañar como nos gustaría.
En estas situaciones existe la posibilidad de realizar un acompañamiento asincrónico o diferido.
El acompañamiento asincrónico es el que se ofrece después del proceso emocional intenso, en otro momento.
Este acompañamiento diferido compensa y repara la soledad emocional experimentada en el momento de la experiencia emocional intensa no acompañada, reduce la sensación de vacío emocional y aporta sensación de seguridad.
Para hacer un acompañamiento emocional asincrónico debemos de tener en cuenta algunos detalles:
1- Indicar, en el momento de la experiencia emocional intensa, si es posible, que en ese momento no podemos acompañar pero que lo haremos después.
2- Retomar la situación en un momento que estemos emocionalmente disponibles. Iniciar describiendo el proceso emocional experimentado por el niño o la niña para reconectar.
3- Explicar nuestra incapacidad de acompañar en ese momento, los motivos de ello y cómo nos sentimos por ello.
4- Escuchar/observar de manera empática y atenta la reacción de la niña o el niño.
5- Acompañar desde la escucha activa y el respeto la reacción emocional del niño o la niña al conectar de nuevo con la situación pasada.
Así, este proceso emocional que no pudo acompañarse queda sostenido y atendido después, lo cual ayuda a restaurar la sensación de seguridad de la persona.
Este proceso es válido para acompañar emocionalmente a personas de todas las edades, pero en la infancia tiene una importancia especial.
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga
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