Cuidarnos emocionalmente a nosotras mismas significa hacernos cargo de nuestro estado de ánimo. Importante, ¿verdad?
Sin embargo poco nos han enseñado a hacernos cargo de nuestro bienestar emocional.
Por el contrario, se suele premiar el sacrifico y la abnegación, normalizando el malestar emocional.
La esencia del autocuidado emocional es la posibilidad de detectar el malestar sin normalizarlo. Esto sería lo primero y, muchas veces, lo más difícil.
Detectar el malestar emocional y reconocer que no es lo normal es el primer paso para poder tratar de cuidarnos.
En segundo lugar, pero no menos importante, es fundamental ser consciente de que el autocuidado emocional necesita sostén comunitario.
El cuidado de la salud emocional es responsabilidad de toda la sociedad y el foco no puede ponerse en el individuo.
Lo más básico es ser capaces de prestar atención a nuestro estado de ánimo cada día. Observarnos, sentirnos, conectar con nosotras.
Poner palabras a lo emocional. Narrarnos lo que sentimos, escribirlo, traducirlo en palabras para cada una es muy importante.
Hablar sobre nuestras emociones, compartirnos en lugares seguros, con personas que nos comprendan es necesario, aunque no siempre posible.
Buscar información sobre procesamiento emocional, tratar de comprendernos en este ámbito es de gran ayuda.
Darnos tiempo a sentir, a conectar con lo que sentimos, a procesarlo.
Permitirnos la aproximación a lo que nos facilita bienestar emocional y alejarnos de lo que nos genera malestar siempre de ellas.
Concebir placer y disfrute como acciones vitales importantes.
Evitar sobre exigencia y atender a la culpa.
Es fácil escribirlo, pero para ponerlo en práctica se necesita, muchas veces, apoyo, comprensión y sostén.
Mónica Serrano
Psicóloga Humanista