¿Sólo te permites descansar cuando estás enferma y, aún así,
te cuesta no sentirte culpable por ello?
El sentimiento de culpa se configura como agente de control individual transmitido desde lo social y, muchas veces, funciona al servicio del interés social, perjudicando el bienestar de la persona. El hecho de que nos sintamos culpables por descansar es un ejemplo claro de ello.
La infraestructura económica y social se beneficia de personas que niegan sus necesidades de disfrute y descanso para hiperproducir. Las consecuencias de la culpa por descanso o disfrute repercuten muy negativamente en nuestra salud emocional.
Hemos creído que solo valemos si producimos en términos económicos y esto nos lleva a la autoexplotación. En el trasfondo emocional está la culpa, aprendida como castigo autoimpuesto, que regula nuestro comportamiento, nuestras expectativas, nuestros deseos de una manera manipuladora y, a veces, perversa, casi sin que nos demos cuenta.
Por eso es esencial profundizar en el sentimiento de culpa, descubrirlo en toda su amplitud, desmontarlo y generar nuevos recursos emocionales enfocados en el bienestar individual teniendo en cuenta el bienestar colectivo.
Te propongo un viaje al bienestar, a partir del 8 de marzo y durante 5 semanas.
Ya puedes inscribirte aquí: https://www.psicologiaycrianza.com/vivir-sin-culpa/
Mónica Serrano
Psicóloga Humanista