El sentimiento de culpa asociado a poner límites en interacciones abusivas tiene su base en el juicio de valor establecido a la complacencia.
Se atribuye un juicio de alto valor a la persona complaciente, siempre disponible, que prioriza los deseos y necesidades de los demás a los propios.
Se atribuye un juicio de valor negativo a la persona que no complace, a la que rechaza una interacción, a la que hace valer sus derechos y necesidades. Especialmente si la que no complace es una mujer… Y desde este juicio de valor negativo, que asocia valores morales reprochables, surge el sentimiento de culpa cuando el valor moral se internaliza.
El sentimiento de culpa ligado a no complacer nos dificulta muchísimo el establecimiento de límites y nos deja vulnerables a aceptar intersecciones abusivas.
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga especializada en Maternidad y Crianza Respetuosa. Crecimiento personal