Muchas personas se sienten verdaderamente incómodas cuando son el centro de atención en una situación social.
Por ejemplo, muchas niñas y niños detestan hablar en voz alta en clase cuando la maestra les pregunta. Suelen quedarse callados e, incluso, a veces, pueden fingir que no saben la respuesta con tal de evitar la situación. Sus maestros suelen reprobar este comportamiento y suelen estar peor considerados que sus compañeros habladores. ¿Es normal la actitud de estos niñas? En principio sí. A las personas introvertidas, generalmente, no les suele gustar ser el centro de atención en reuniones sociales. Prefieren pasar desapercibidas.
Esto es así porque son personas tendentes a conectar con su mundo interno, es esto lo que les estimula, les nutre. El entorno externo les resulta demasiado estimulante, tanto, que les resulta incómodo y agotador.
Las personas introvertidas están cómodas en tareas en solitario o en pequeño grupo, con personas conocidas. Sin embargo, las actividades en grupos numerosos donde no todos los integrantes son cercanos, resulta desagradable para las personas introvertidas, pues resulta excesivamente estimulante para su manera de procesar la información.
Esto no quiere decir que las personas introvertidas sean poco sociables, simplemente socializan en grupos más pequeños, establecen relaciones más íntimas y disfrutan de interacciones más profundas pero menos numerosas.
Sin embargo, la sociedad moderna está configurada en grandes grupos, desde las escuelas a los centros laborales. Esta configuración genera la necesidad de que las personas se relacionen con muchas otras en interacciones poco profundas y la conexión con el mundo externo cobra una importancia primordial.
Esta configuración social está asociada a la extroversión pero genera obstáculos a las personas introvertidas, pues no contempla el respeto a las características propias de este rasgo de carácter.
Así, los introvertidos se sienten despreciables desde niños por no sentirse cómodos en ese ideal extrovertido. Muchas personas han buscado tratamientos para dejar de ser como son.
Muchos de los servicios que conocemos como Autoayuda (libros, seminarios, cursos…) están enfocados en ayudar a las personas a ser extrovertidas: aprender a hablar en público y sentirte cómoda con ello, encontrar la manera de tener muchos planes sociales, cómo ser el centro de atención y disfrutar con ello…En fin, existe toda una cultura que ensalza y adora al ideal extrovertido, que convierte a la introversión en debilidad, rareza, patología… creando la sensación en millones de personas de que no son válidas, son ridículas, son estúpidas por ser como son.
Sin embargo, la introversión es un rasgo de personalidad natural, innata y sana que no supone ningún tipo de patología o debilidad.
Es la cultura que idealiza la extroversión la que somete y desempodera a las personas introvertidas.
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga
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