En algunas publicaciones se indica que muchas madres se sienten presionadas a la hora de decidir cómo alimentar a sus bebés. Lo sorprendente es que se afirma que esa presión va dirigida hacia que decidan dar el pecho.
Así pues, en este tipo de artículos se expresa que la sociedad ejerce una fuerte presión hacia las madres para que alimenten a sus recién nacidos a base de leche materna, sin tener en cuenta los deseos y la salud (sobre todo, emocional) de las madres.
En mi opinión esto resulta del todo sorprendente porque me enfrento cada día a una presión en la dirección contraria a lo que se dice en los citados artículos. Me encuentro con muchos casos en los que las madres que están iniciando la lactancia se sienten presionadas hacia el abandono de la misma. Comentarios procedentes de miembros de su familia o de algunos profesionales les invitan a dar biberones.
Generalmente, dishos comentarios son del tipo “No tienes leche” o “El bebé se queda con hambre“. Las madres, muy vulnerables tras el parto, se enfrentan a estos comentarios con dudas y angustia, planteándose si no están alimentando adecuadamente a sus bebés.
Realmente disponemos de mucha información acerca de la alimentación del lactante, de la importancia del vínculo afectivo, de la necesidad de succión del recién nacido…, pero, en relación con estos temas hay posiciones encontradas. Las madres encuentran informaciones contradictorias.
Las madres que acaban de dar a luz están en una etapa de sus vidas de gran sensibilidad. Necesitan apoyo, comprensión y seguridad. Asimismo, el bebé que acaba de nacer necesita que se le ofrezca un entorno tranquilo y seguro.
Por ello resulta esencial que la madre no se sienta presionada en una u otra dirección, que se informe y se asesore para poder tomar una decisión que le haga sentirse tranquila, segura y satisfecha con la misma.