Cuando recibimos solicitud de información, consejo o ayuda en la labor de acompañar a mujeres en su maternidad, siempre hay un doble aspecto a tener en cuenta.
Por una parte, la persona que demanda la ayuda va a expresar una situación o problema para el que necesita apoyo profesional para resolver. En este aspecto, la persona está solicitando información u orientación, y en este plano la respuesta profesional se sitúa en el ámbito del consejo, del conocimiento teórico o de lo racional.
Sin embargo, hay otra parte de la solicitud de ayuda, menos visible, pero que en mi opinión es la fundamental, y es la relacionada con las emociones, los sentimientos que la persona que solicita la ayuda está experimentando.
Una vez detectado el problema, es esencial escuchar, conectar con las emociones de la persona que tiene ese problema. Sus miedos, su preocupación, su desorientación, su angustia, su impaciencia, su sensación de inseguridad o de soledad, o cualquiera que sea su expresión emocional ha de ser recogida y acompañada.
Para mí, ahí está la gran diferencia entre un asesoramiento superficial y un asesoramiento profundo que constituye una ayuda real.
Si nos limitamos a responder basadas en la dotación de información, la persona recibirá conocimientos que podrá utilizar para resolver su problema, pero muy posiblemente no encontrará la conexión de ello con la acción en su vida.
Sin embargo, si la persona que pide la ayuda recibe un acompañamiento emocional respetuoso, es muy probable que, con él, vaya encontrando sus propias respuestas vitales y sus propias soluciones.
Es importante ofrecer información si la persona nos la pide, pero, en cualquier caso, siempre, es mucho más importante acompañar a la persona en su propia realidad, para facilitar la toma de conciencia de su experiencia, pues solo desde ese lugar es desde el que puede realizarse un desarrollo personal real.
Para que se entienda mejor pondré un ejemplo práctico. Imaginemos que recibimos una petición de asesoramiento de una madre que consulta sobre una niña con berrinches.
En este caso, la información a ofrecer se basaría en cómo acompañar los berrinches de su hija con respeto.
Pero más allá de eso, sería fundamental ofrecer un espacio de acompañamiento emocional libre de juicios, de escucha y aceptación a los sentimientos de esa madre ante la situación planteada.
En mi experiencia, las personas que reciben ayuda basada en la información únicamente, encuentran grandes dificultades para poner en práctica las soluciones que buscan, pues han recibido soluciones desde fuera, inconexas de su emoción, de su ser.
Cuando las personas reciben la ayuda, además que desde a información, desde un espacio de acompañamiento emocional, en un clima de aceptación incondicional, libres de juicios, entonces es desde donde pueden encontrar sus propias respuestas creativas, conectadas con su propia realidad, y transformar las situaciones que necesiten transformar.
Mónica Serrano Muñoz
Psicóloga especializada en Mujer, Maternidad y Crianza Respetuosa, Desarrollo Personal
Col. Núm. M26931
Consulta, terapia, grupos de apoyo, asesoramiento
Directora de la formación Maternidad Feliz – Crianza Respetada
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