[sg_popup id=”1″][/sg_popup]Consulta:
Mi hijo tiene 20 meses. Está ahora comenzando la etapa del “NO”. A casi todo lo que le decimos nos contesta que no, sea lo que sea. A veces me parece que lo hace casi como un juego.
Yo trato de respetar su “NO” siempre que es posible, pero las personas de mi entorno me dicen que estoy criando un niño desobediente y maleducado, que cuando sea mayor se me va a ir de las manos y que debería obligarle a obedecer y a hacer lo que yo quiero que haga para que se acostumbre a respetar normas y a no salirse siempre con la suya.
Me gustaría saber cómo crees tú que debo actuar en esta etapa de mi hijo. Gracias.
Respuesta:
Estimada amiga. Gracias por compartir conmigo tu consulta.
Planteas una cuestión muy interesante, pues se trata de algo que les sucede a todos los niños en mayor o menor medida.
Hasta los 18 – 24 meses, los bebés se encuentran en un estado de fusión emocional con sus madres. Esto significa que el bebé se percibe como un ser indisoluble de su madre.
Su hábitat natural es el cuerpo de su madre y sus emociones y experiencias están tamizadas por las emociones y experiencias maternas.
Alrededor de los 9 meses, cuando el bebé inicia el desplazamiento independiente, comienza un importante proceso de diferenciación personal del bebé como individuo.
Hacia los 18-24 meses, este proceso culmina y los niños comienzan a percibirse como personas diferenciadas de su madre, descubren su individualidad, su yo, sus posibilidades de autonomía.
Ante este importante descubrimiento de sí mismo, el niño necesita experimentar con ello y ejercitar su individualidad. Para ello, necesita autoafirmarse, pero todavía no ha desarrollado habilidades de autoafirmación sofisticadas.
De esta manera, el niño se autoafirma con la estrategia que para ello posee: la negación del otro. Cuando el niño se opone al otro, está afirmando a su propia persona, está demostrando su esencia diferenciada y está ejercitando una habilidad fundamental para el futuro: la capacidad de negarse ante propuestas de otros que considere que no son convenientes.
Asimismo, el niño, cuando dice “NO” esta ejercitando su asertividad, su capacidad de demostrar las propias emociones (tanto positivas como negativas) sin agresividad.
Del mismo modo, el “NO” infantil conlleva una toma de decisión. El niño que se niega, está decidiendo, haciendo una elección. Por lo tanto, está desarrollando la habilidad de tomar decisiones.
Todas estas habilidades personales importantes (asertividad, toma de decisión, autoafirmación…) se desarrollan también cuando el niño afirma libremente. El caso es que debe permitírsele al niño negar o afirmar en función de sus necesidades, deseos y preferencias. Es de esta manera como le estaremos permitiendo un desarrollo personal íntegro.
Por el contrario, cuando tratamos de impedir a un niño que se niegue, que se oponga a lo que el adulto le dice, estamos imposibilitando el adecuado desarrollo de su personalidad.
Muchos adultos entienden la oposición infantil como reto, como lucha de poder y se enfrentan al niño con competitividad, tratando de imponer su opinión por encima de la del niño, con el objetivo de que el niño obedezca, aprenda a hacer lo que el adulto considera que es lo correcto y no se convierta en un niño rebelde.
Esta reacción del adulto, muchas veces, está motivada por el miedo a que sus hijos se conviertan en malas personas, en individuos marginales o antisociales. El adulto, muchas veces, cree que el niño es malo por naturaleza y que si no se le trata autoritariamente estará abocado a la inadaptación social o, incluso, la delincuencia.
Sin embargo, la realidad es que los ritmos de desarrollo del niño y sus necesidades emocionales deben ser respetados en todo momento. Esta es la clave de una socialización infantil adecuada.
Si confiamos en las capacidades naturales de nuestros hijos desde que nacen y les acompañamos para potenciarlas, los niños se desarrollarán sobre una base emocional sólida y equilibrada, lo cual permitirá un desarrollo global óptimo.
Cuando el adulto no permite que el niño exprese sus opiniones o emociones, preferencias está obstaculizando el desarrollo de habilidades personales y sociales importantísimas, como la capacidad de tomar decisiones, la sensación de que se es válido y competente y la habilidad de expresar y respetar las propias necesidades.
En estos casos, cuando desde la infancia se enseña a los niños a obedecer, cuando no se les permite decidir ni expresarse, se está fomentando una personalidad adulta incapaz de tomar decisiones, de respetar y hacer que los demás respeten las propias necesidades y una pobre autoestima.
Este tipo de adultos, indecisos y con baja autoestima, son fácilmente manipulables por el grupo. Así, en la adolescencia, cuando la presión del grupo de iguales es tan fuerte, las personas desprovistas de estas habilidades personales y sociales quedan expuestas a asumir todo tipo de riesgos y peligros propuestos por el grupo.
De esta manera, es evidente la importancia, desde la primera infancia, de permitir y fomentar el desarrollo de habilidades personales y sociales relacionadas con la asertividad y la toma de decisiones.
Así pues, el oposicionismo del niño en la primera infancia debe ser escuchado de manera activa y debe acompañarse y facilitarse la autorregulación emocional del niño estando, el adulto, siempre emocionalmente disponible.
Lógicamente, se producirán situaciones en las que la negación del niño no pueda ser aceptada porque entrañe un riesgo para su integridad física o emocional o para la de los demás (por ejemplo, negarse a esperar que el semáforo se ponga verde para poder cruzar).
En estos casos, habrá que explicar al niño que no puede conseguir lo que desea porque es peligroso, de manera afectuosa, entendiendo su frustración y malestar.
Para terminar, ofrecerte mi disponibilidad en el correo psicologa@bambulah.es para cualquier aclaración que necesites.
Espero que mi respuesta te haya servido de ayuda.
Un fuerte abrazo,
Mónica.
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4 comentarios en «La importancia del NO en el desarrollo infantil»
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Por intuición he criado a mi niña de 17 meses así, digo niña porque gracias a esto hoy es una personita capaz de expresar ya sus necesidades y gustos y a la vez de comprender razones cuando por su bien o razones de fuerza mayor debo imponerme a sus voluntad, el hecho de ser alta demanda desde pequeña me hizo darme cuenta que era diferente y por lo tanto requería de un trato distinto mas abierto y respetuoso no el de una madre dictadora ya que eso solo me llevaría a hacerla sufrir y a la frustración de ambas.
Justo eso me sucede ahora, a mi niño de 23 meses le respeto en gran medida sus desiciones, no todas obviamente pero ya muchas personas me dicen que cuando crezca me hará como quiere y no me hará caso, a veces dudo si está bien o no educarlo de esta manera y articulos como éste me animan a seguir así, con el tiempo sabré si fue bueno.
Mi hijo desde que aprendió a decir no, aprox a los 14 meses. Esta en ésta etapa!!!!! Es difícil pues la mayoría de las veces su no va asociado a un riesgo !!!!