Consulta:
Hola Mónica,
Esta etapa para mí está siendo una de las más duras desde que nació mi hijo. Tiene dos años y 8 meses y hace dos semanas que decidí destetarlo totalmente después de un intento de destete progresivo.
A finales del mes de agosto decidí destetarlo por la noche y resultó bastante bien y fácil, con muchas noches que dormía prácticamente del tirón. Desde hacía poco tiempo que dormía en una cama pegada a la nuestra (antes dormía en la misma que nosotros), se adaptó muy bien, primero a dormir en su cama, y luego al destete por la noche.
Pero algo empezó a fallar unos meses después. A partir de Octubre intenté que fuera mamando menos durante el día, y reduciendo las tomas sólo para dormir y al despertarse. Y aquí todo se fue liando y ni yo misma sabría decirte exactamente cómo. El caso es que se volvió mucho más demandante, y estaba muy inquieto y llorón hasta que yo me quedaba agotada y la cosa empeoraba. No sabía muy bien qué hacer, pero tenía bastante claro que quería destetarlo. Al final alguna noche le dí alguna toma, no muchas noches, pero quería que durmiera y yo necesitaba descansar y durante esa etapa se despertaba con frecuencia, me pedía teta y lloraba, decía que tenía miedo.
Desde que lo desteté por la noche en agosto empezaron a surgirle miedos, antes no los tenía o no los manifestaba, y desde octubre que le daba menos teta, los miedos aumentaron mucho, y a él se le veía realmente asustado.
Yo estaba muy perdida y agotada, y entre mi pareja y yo pensamos que quizá lo mejor era el destete total, tal vez él no tuviera claro cuando podía mamar y cuando no, y yo no se lo estaba dejando claro, para mí todo era muy confuso.
Tengo que decir varios datos: uno, el mes de Noviembre para nosotros, que trabajamos en casa con trabajos relacionados con el campo, es un mes muy agitado, de recolección en el que trabajamos mucho los dos, y viene mucha gente diferente a nuestra casa a ayudarnos, lo que supone para el niño una salida de sus rutinas.
Otro, que para mi el destete era importante porque desde ya hacía tiempo que me planteaba tener una relación distinta con mi hijo, sin la demanda de la teta por el medio, porque pienso que esta tapaba conflictos suyos que no salían a la luz, y me apetece acompañarlo de otra manera, y porque yo estaba agotada de la teta y necesitaba cambiar de etapa, consideraba que se me acababa la etapa de “bebé” y de mi disponibilidad absoluta e inmediata, y empezaba la de niño, que necesito se vaya adaptando a nuestra vida, que intentamos también adaptarla a él. Trabajamos los dos en casa y es difícil a veces separar la vida con él de la del trabajo.
Finalmente lo desteté en Diciembre, a finales, cuando estábamos un poco más tranquilos, pero la cosa, que en un principio pareció mejorar y a él se le veía menos agobiado, ahora se está poniendo muy, pero que muy difícil.
Los miedos son constantes, al lobo, como dice él. Donde vivimos hay lobos y él escuchó decir que se comieron a unos niños que jugaban solos. No se lo dijeron a él directamente, pero lo escuchó y su miedo al lobo aumentó más si cabe, y muchas veces que se encuentra mal dice que tiene miedo del lobo, y otras veces dice que tiene miedo sin más. Desde el destete duermo con él en su cama (no quiere dormir en la nuestra), y está prácticamente toda la noche abrazado a mí, y dice que aún así tiene miedo.
Llora muchísimo y por nada aparente o por cosas que parecen insignificantes, a veces antes de dormir, muchas veces dice que ni quiere dormir y realmente lucha por no dormir. Alguna vez se queda dormido sentado en la cama por no querer acostarse. Hasta que empecé con el destete dormía tranquilamente y era él mismo el que a veces decía que se quería ir a dormir.
Y está especialmente demandante conmigo y muchas veces no quiere ir con su padre, antes no tenía ningún problema en ir con él. Yo, agotada y confundida supongo que le genero aún más angustia, y alguna vez me planteo tirar la toalla y volver a darle teta, porque no sé si lo que hago está mal, si lo tendría que hacer de otra manera, o si tal vez él necesite seguir mamando, tal vez es más pequeño de lo que parece….aún tengo leche y tal vez las hormonas también estén jugando un papel importante…no sé que hacer ni que pensar. Las mamás con las que me relaciono aún dan la teta…
Otra cosa a mayores es que desde el destete total come muy mal, hay días que prácticamente no come nada, y ayer por la noche vomitó, cuando él nunca vomitaba.
Ahora estamos en una situación muy difícil y yo hay veces que estoy superada y no se cómo salir, y cuando el padre lo coge y se lo lleva a dar una vuelta, o lo distrae es como si lo ayudase (y a mí también) a salir de un bucle de sentimientos y sensaciones en el que él y yo estamos metidos.
Te hago esta consulta para ver si de alguna manera puedes orientarme, y para ver que piensas ante la idea de volver a darle teta.
Gracias
Un saludo
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Respuesta:
Estimada amiga. Muchas gracias por confiar en mí para realizar tu consulta.
En primer lugar, comentarte que la situación que planteas recoge una complejidad de circunstancias que están desencadenando esta actitud alterada en tu hijo.
Por una parte, como tú bien has identificado, el destete ha supuesto un reto importante para el niño, al que tiene que adaptarse paulatinamente. Verdaderamente, la falta de acceso al pecho materno implica la necesidad de generar otro tipo de estrategias de consuelo, calma y relación afectiva para tu hijo.
Por otra parte, la edad de tu hijo, su desarrollo del lenguaje y del pensamiento, hacen que surjan miedos. Estos miedos se consideran evolutivos y se deben a que las nuevas estrategias cognitivas del niño le permiten imaginar, anticipar posibles situaciones de peligro.
Asimismo, los cambios de rutinas debido a las condiciones de vuestro trabajo los últimos meses pueden estar afectando a la estabilidad emocional del niño. Cualquier cambio puede generar inquietud en los niños pequeños y esto suele reflejarse en una mayor demanda de sostén emocional, cambios en el apetito y en el sueño, etc.
De esta manera, el miedo al lobo puede estar indicando un sentimiento de inseguridad de tu hijo provocado por la novedad que supone el destete y el cambio de rutinas que esta época del año habéis estado experimentando toda la familia debido a vuestras circunstancias laborales.
Así, considero que no es sólo el hecho de haberlo destetado el que está provocando las reacciones de tu hijo. Parece que el niño se siente inseguro, lo cual manifiesta a través de la expresión de que tiene miedo, por lo que su necesidad principal sería recuperar esa sensación de seguridad que ha perdido.
Para ello, es esencial que le transmitas una disponibilidad emocional casi permanente a lo largo del proceso de recuperación de dicha sensación de seguridad. Con esto me refiero a que debes tratar de tomar conciencia de que tu hijo, debido a diversas circunstancias, ahora te necesita cerca, disponible para acompañarlo, consolarlo y responder a esa demanda que, de manera transitoria, se ha visto incrementada, pero que, no obstante, esta necesidad incrementada es transitoria.
Lógicamente, esto va a suponer un esfuerzo (eminentemente emocional) para ti que, además, te encuentras cansada y sobrepasada en muchas ocasiones. Por esto, es importante que seas consciente de que esta fase es transitoria, se pasará y todo volverá a la normalidad. Desde esta perspectiva, será más sencillo para ti afrontar este reto.
Asimismo, es importante que tengas presente que el esfuerzo emocional que vas a tener que realizar temporalmente para acompañar a tu hijo tendrá una consecuencia muy positiva: reforzar la confianza del niño en sí mismo y en el mundo que le rodea. Esto se reflejará en una actitud menos demandante cuando tu hijo haya elaborado su proceso.
El hecho de que vuestras circunstancias laborales se estabilicen y podáis volver a la rutina va a ser muy beneficioso para el logro de que tu hijo recupere la tranquilidad y la seguridad. El hecho de retomar los hábitos cotidianos le va a permitir poder anticipar situaciones, manejarse con facilidad en las rutinas diarias, pues va a poder desenvolverse en una organización familiar que le es conocida, previsible, y esto le va a hacer sentirse más seguro.
Por otra parte, es muy positiva la participación del padre en todo este proceso, tanto para vuestro hijo como para ti. En primer lugar, su acompañamiento es muy beneficioso para el niño, pues él también tiene una función esencial como punto de apoyo y referente de seguridad para su hijo. En segundo lugar, porque te permite a ti tener momentos de descanso, de relajación y porque te puede sostener emocionalmente, lo cual también es muy necesario.
En cuanto a la cuestión sobre volver a ofrecerle el pecho, me gustaría transmitirte que esta es una decisión muy personal que sólo tú puedes tomar. Evidentemente, el acceso a la succión del pecho materno constituiría un apoyo emocional importante para tu hijo.
No obstante, es fundamental que reflexiones sobre tu deseo de volver (o no) a darle el pecho y contemplar tu sentimiento como algo esencial a la hora de tomar una decisión, pues aunque para el niño supondría un fuerte apoyo emocional, si para ti constituyese una fuente de malestar o cansancio, podría ser contraproducente para la respuesta emocional que tu hijo necesita ahora por tu parte.
Con esto, quiero decir que debes tratar de anticipar los posibles beneficios y los posibles costes que el volver a dar el pecho podría tener, analizando tanto las necesidades emocionales de tu hijo como las tuyas, poniéndolas en una “balanza” y decidiendo en función de lo que te vaya a permitir a ti responder más adecuadamente a las demandas emocionales del niño, a la vez que reporte una menor cantidad de costes.
Con todo esto, espero haber clarificado tus dudas. Te deseo todo el éxito en tu decisión y, si necesitas más asesoramiento, no dudes en volver a contactar conmigo.
Un fuerte abrazo,
Mónica Serrano.
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